Bisnes entre Fulanita y Menganito (I)

Ladrones
Menganito, para hacerse querer más, se arriesga a caminar en la noche desde su casa hasta la de Fulanita. Y mientras camina se imagina llegando como un héroe a los brazos de Fulanita que le curará las heridas de los tropeles que sostuvo con jaurías de lobos, con perros carroñeros, con gamines esquizofrénicos, con tombos sanguinarios. En esas se encuentra con un trío de ladrones que se disponen a tocarle una serenata a Menganito que va por las nubes, construyendo una casa en el aire que diga Adaluz. Y pa bajarlo del vallenato le ponen un corrido en el ojo, una ranchera en el estómago y unos punteos de bolero en los brazos. Se cobran con todo lo que lleva Menganito y le dejan una tarjeta, en caso de otra serenata.
Fulanita, cuando ve en su puerta a Menganito vuelto un harapo completo, se aterra tanto que se paraliza, queda en estatua. Menganito tendrá que cargarla, acostarla, arroparla y darle valeriana para los nervios, luego curarse las heridas, remendarse el estómago, ponerse un pedazo de carne en el ojo y jurarse que esa heroica aventura musical la repetirá sólo en cuentos.

Andrés Rojas.

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