Para que se decida a vivir entre nosotros

Nunca como ahora se ha hablado tanto del amor o pronunciado tantas veces su nombre. Yo amo, Yo amo, Yo amo; decimos sin el miedo de mancillar esa palabra o de aplicarla al gato del vecino o al dulce de grosellas. Acaso así esperamos que a fuerza de invocarlo el amor nos visite. Y si hemos masacrado los pudores y exterminado los pecados es para que el amor tome confianza, abandone su olimpo y como un Dios benévolo se decida a vivir entre nosotros.
Marco Denevi

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