Memoria de las pirámides y sus camarones tristes

A ciencia cierta nadie sabe dónde comenzó esto de las pirámides. Algunos dicen que en Túquerres, Nariño, hace dos años, otros que en la Hormiga, Putumayo, otros, aventajados en imaginación, dicen que eso lo trajeron unos sicilianos de la cosa nostra, que escucharon los buenos resultados del paquete chileno y decidieron montar uno a escala nacional. Aunque no falta el que se las da de historiador y asegura que eso empezó en Egipto, donde una mano de flacuchos armó piedra a piedra esa escalera al sol para ver si Osiris le concedía su gracia, y murieron y no vieron más que un Faraón más poderoso y más rico.

La vuelta es que las pirámides se multiplicaron en el país como las ronchas de una viruela mal cuidada. Con casos insólitos como el de la señora que vendió la casa, el carro y las joyas, retiró los ahorros de toda su vida, sacó al marido del trabajo para cobrarle las cesantías y poder ingresarlas también a la pirámide, y luego, seis meses después, tuvo todo de regreso, pero ya no la casa de 50 millones sino de 200, la Rexton último modelo en vez del Renault 9, y de encime ya no tenía que camellar sino que se la pasaba echando sumas y contándole a las amigas, con calculadora en mano, sobre las proyecciones que tendría su inversión con los meses. Con casos así, pues, muchos colombianos notaron que podían cumplir ese estatus que tanto admiran: ser ricos como traquetos, y con un riesgo menor a terminar llenos a punta de plomo.

Que era un lavadero de plata, que era multinacional muy seria y comprometida con el pueblo, que era un auxilio económico inventado por el mesías Uribe para fortalecer la base de la pirámide social, que era la resurrección de Pablito, el de Metrallo, que era la reinvención del comunismo Maoísta… Todo eso era pura labia para justificar la existencia del abracadabra. Y al final nadie le paraba mucha bola cuando llegaba el día del cobro y uno podía relajarse con pájaro en mano, o podía ver el crecimiento de las lucas y las proyecciones fantásticas de un futuro mejor. "Cucha -le decía un pelao a su vieja-, en 3 meses sacamos su estufa y la nevera de la prendería, en 6 meses ya el billegas alcanza pa comprarnos esas poltronas que usted tanto quería y además tenemos pa echar la plancha del segundo piso, en un año, fíjáte, nos compramos el terrenito pa construir un galpón, en 2 años, le calculo que cada uno anda en su carro y tenemos galpones regados por todo el país, a 3 años ya montamos la multinacional, el emporio, qué rechimba, ¿se imagina, nosotros tomándonos los martines con mister Ardila Lule y pellizcándole los cachetes a Santo Domingo?, pero por ahora, cucha, suelte la licuadorita y el juego de cucharas de plata, ya verás que salimos de este roto, confiá en mi, cucha, mirá que yo soy el benemérito, el más avispado de mis doce hermanos, ¿cuándo te he quedao mal?".

"Es que mirá, los bancos son un cartel de ladrones -me dijo un parcero-, ¿cómo es eso que te pagan el 6% anual por tu plata?, eso es una limosna. Con tu dinero ellos hacen maravillas, millonadas, ¿y vos qué recibís? Nada, te devuelven todo devaluado, te golean las lucas prácticamente, pa que me entendás. En los Yunaidet Esteis existe algo que se llama el Jolding, son empresas que te dan más rentabilidad que un banco y son legales y seguras. Sino que acá la avaricia rompe el saco, porque mirá esos ingenuos, brutos les diría yo si no supiera que en esas cayó mi hermana, les ofrecieron el 150% mensual, y se la creyeron, verás, a los quince días sólo había un letrero, Pastusos giles, gracias por confiar en nosotros y platica perdida. Yo por eso voy a meter mi platica al DRFE (Dinero fácil, rápido y embolatado) o al DMG que tiene mejor facha, y dicen que no son faltones".

Uno veía la chorrera de gente madrugando para recibir cita y meter su platica a la pirámide, de nombre gringo, como pa dar fe de la novedad. Qué visaje. Y no sólo gente de mi barrio había en esas, el viejo Restrepo, el tombo de la cuadra, iba con 31 paquetes para depositar allá, al DRFE, un cruce que encargó el Mayor, el Coronel y el General, sísas, cada uno con aportes de 15, 10 y 5, respetivamente. Y el palo de Restrepo, claro. En esas arcas, parce, había platas de nuevos ricos, de hacendados, de traquetos, de jueces y fiscales, de médicos de prestigio, de abogados, de ciudadanos de a pie. Había plata de matrículas, de vehículos, de pensiones, de tiquetes, de objetos, de remesas, de ropa, de negocios, de culebras, de proyectos. Imagináte todo ese capital arrumado en fajitos, mientras sólo te devolvían en un papelito de mala calidad la cantidad depositada escrita a lapicero y tu nombre al lado, dizque en prenda de tu dinero.

Y llegó ese día funesto, ese día mortuorio. Si, mortuorio, porque todos sabían que era seguro pero no querían verlo llegar. Y había caras atónitas, de desespero, de angustia, de tristeza, de rabia, de indignación. Algunas personas se arrancaron los pelos de la cabeza y zapatearon al planeta por su mala suerte. No tenían madre esos que empailaron a todos. A otras personas se les recalentó esa cabeza y con ganas de azotar a todo individuo, armaron el aleteo. Qué zafarrancho que se alborota. Encendieron a roca todos esos locales para ver cómo era la trampa, dónde estaba la caleta. Y quién no se le medía a seguir la rabia colectiva, después de tanto camello y culebras a las que se treparon, y de las que no se podrían volar así de fácil. Así que los vitrales de las sedes, las rejas, las puertas, incluso locales aledaños, fueron el costal de desfogue de la multitud embravecida. Y los de antidisturbios que llegan con poca voluntad de acabar la turba, porque más de uno es partidario del despliegue de palo y pata contra esas sedes donde depositaron sus fantasías con signo pesos. Después de una ronda de gases y de la imposición de un toque de queda, ciudadanos cabizbajos, achantados, marcharon a paso lento hacia sus casas. La procesión de los dolorosos del viernes santo Payanés se adelantó y replicó en todas las ciudades sepultadas por escombros de las pirámides.

La mancha de frases que salieron de esas pobres gentes, oís. Algunas resignadas, Qué golazo que nos metió el Faraón. Otras resentidas, A llorar a Egipto, Tutankamón responde. Dónde está el yoyo que me prometieron, decía alguno lloroso. En Santander de Quilichao, esos perros escribieron, Las pirámides que no se van ni por el putas son las de Keops, Kefrén y Micerino. Otro que no aprende dijo, Oiga, en Egipto, descubrieron una nueva pirámide, de unos 4300 años de antigüedad, en esa sí podemos invertir. Al pelao que gastó la platica de la cucha se le salió la lágrima y exclamó, Dios mío, no me ayudés pero tampoco me jodás. Mi parcero, el que habló de bancos, de ahora en adelante confiará sólo en su verga, es la única que nunca le daría por el culo.

Cuando señalaron a los medios de comunicación, nos contestaron, Se lo dije y se lo advertí. Que ellos no eran los ladrones, que hicieron lo que pudieron, que la libertad de escoger entre los males, el mal pior, que la democracia, que por ingenuos. Bueno, ellos, que son tan labiosos, y que tantas veces hablan puras güevonadas, por qué no abrieron un foro, un debate elegante, donde demostraran que la ley del más abeja tiene su excepción y que el enriquecimiento precoz produce grietas en el ánimo y afectan gravemente la salud. Fíjese en el traqueto incauto que cayó en delirio por su propia fiebre mafiosa, perdió las relucas y ya mandó a reabrir una oficina de metrallo. Y comenzarán los cobros a balines y las escrituraciones a sangre. Los pelaos saldrán del hueco pa recoletar la platica que perdieron, porque de hambre no se dejan morir, olvidáte. Y se regará en las calles la desconfianza absoluta. Y los que la sudan a pesar de todo, los de los callos en las manos, pues les tocará encaletarse temprano en sus casas, porque la inseguridad irá a rondar con su cara de calavera por las esquinas, los cajeros y los taxis. Seguramente a eso querrán darle REC los de los medios.

Habrá que estar en la juega, en adelante. Evitar ser los flacuchos esclavos de Faraones de todo tipo. Enterarse más de las vainas comunes para que no se repita ese culebrón. Controlar esa codicia ociosa y ese deseo de enriquecerse sin camellar, y apretarnos el cinturón. Las abuelas nos enseñaron que quien no arriesga un huevo, no gana un pollo. Esta vez aprendimos que a los huevones como a pollos los pelan.

Ojo a la nueva casa de créditos Famicentro, dan hasta 30 millones de pesos sin fiador. ¿Lo que quitaron ahora lo piensan prestar?

(Foto, 14 de noviembre, Puente del humilladero, Popayán) (El DRFE nos quiere ayudar y el gobierno lo quiere acabar) Aquel día no le permitieron el acceso a los medios de comunicación, porque notaron que en parte tuvieron la culpa. No por no haberles advertido, sino por crear una irresponsable alarma financiera que quebró al DRFE que parecía solidificarse como el DMG. "Si se han quebrado bancos por esta razón, cómo no una empresa que tiene menos garantías como lo era el DRFE". Las últimas declaraciones, tanto del creador, como de los gerentes locales de las sedes de esta, indican que ellos iban a permanecer, "de lo contrario hubieran desaparecido como lo hicieron las llamadas pirámides, sin dejar rastro y limpiando completamente las sedes". Aparentemente, esperemos los sucesos de la semana. En www.rcnradio.com.co está la entrevista completa al creador del DRFE.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Entretenido y divertido de leer, muy buen uso de las palabras y la oralidad colombiana, fuertes y reactivas las criticas sarcásticas en broma; buenas metáforas, sólo un poco trilladas.

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