Recuerdo...

Recuerdo cómo nos acostamos una mañana transparente de estío,
cómo apoyaste la cabeza sobre mis caderas y la volviste a mí dulcemente,
y abriste mi camisa sobre el pecho y hundiste tu lengua hasta tocar mi corazón desnudo,
y te estiraste hasta tocarme la barba, y luego hasta tocarme los pies.

Walt Whitman

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