Romper los muros con el ritmo

Puede escribirse todo sobre García Márquez en su aniversario y rendírsele todo el culto merecido a su majestad literaria, pero entre la idolatría y los homenajes a su herencia, este club nacional de poetas y prosistas podría al menos obedecer una sola ley entre la libertad creativa para ser más prácticos sobre la reverencia: escribir con ritmo. Ningún escritor latinoamericano ha cumplido con tanta rigurosidad con la única obligación de un escritor: jugar con impudicia, romper todos los muros del lugar común y la costumbre desde una música personal.
Juan David Ochoa

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