Me gustaría escribir un poema en donde tuviéramos sexo hardcore con las palabras.

Con todas esas palabras que crees (creo yo también) especiales
y sueles soltar (suelto yo también) como virutas
como el aire que sale del estómago después de comer brócoli
Digamos que te ato a la cama con la palabra Corazón
recorro tu cuerpo con mordiscos que estén justo en su punto
y que equivalgan a la expresión Sol de mi vida
te abofeteo un poco con la palabra Papasito
meto en tu boca mi carne hecha palabra como una hostia
te doy unas palmadas en las nalgas con alguna frase manida
que suene original debido a las drogas que nos embutimos
algo así como: quiero pasar el resto de mis días junto a vos
o nada de esto es igual sin ti
y a veces voceo y otras veces no
todo depende de la semántica de esa mañana o tarde o noche en particular.

Luego, calientes ya 
te penetro con la palabra Ricura
una
y otra
y otra vez
RICURA RICURA RICURA
hasta eyacular mi carga de días sin masturbarme sobre tus Cariños.
Tendríamos una orgia de significados y significantes
invitaríamos a unos cuantos lingüistas vergones
y nos reiríamos de los espejos
esos espejos que aparecen en poemas de otra época
fieles reflejos de nuestra mutua falsedad

Este sería un poema distinto
un poema para coger la curva para frenar en seco para venirse
para correrse para esconderse un poema para meter los dedos
para lamer el coño para dar besos negros para decir te amo
En definitiva, un poema para hipnotizar tarados
Una forma simple de hacer agujeros con las palabras para
después rellenarlos con saliva y esmegma
y una que otra mención de golondrinas

Sería una especie de dictado sexual donde abunden los mimos
y el AMOR, en mayúsculas, como marca registrada
ese oneroso commodity tan escaso fuera de las páginas
El Sol, la Luna y las Estrellas aparecerían en el poema
en forma de Face fucking y Gang bang
En una botella metería esos Te amo que tanto te gustan
(Que tanto me gustan también)
los agitaría fuertemente hasta convertirlos en un Te’amoaviolar
y cuando lo tengas culo arriba y el placer haya trocado en algo diferente
en algo molesto, incómodo e hiriente
lo sacaría embadurnado de forma delicada para no hacerte daño 
y entonces verías (vería yo también) el verdadero color del amor:
el lugar del excremento.


Sico Pérez
http://poesiadelashit.tumblr.com/

Comentarios

Entradas populares